Traducir la guerra de Oriente Medio y la situación de los refugiados

La situación de guerra en Oriente Medio continúa afectando a millones de personas forzándolos a huir de sus países para buscar una vida mejor. En 2016, la crisis de los refugiados volvió a ocupar la agenda mediática internacional.

La traducción tiene un papel fundamental en la gestión de esta crisis, pues busca recibir a los refugiados en sus nuevos países y ayudarlos a construir una nueva vida en un contexto a menudo radicalmente diferente al de procedencia.

Por otro lado, la traducción asume un papel muy relevante en los medios y en el conocimiento que tenemos de los que ocurre en los lugares en conflicto. ¿En qué medida ayuda la traducción a transmitir una realidad tan cruda como distante?

 

Guerra y crisis de los refugiados: la lengua como testigo

El mundo se enfrenta a una situación de guerra y crisis humanitaria en países como Siria e Irak, debilitados por guerras civiles con intervención internacional, o Libia, en el Norte de África, cuya agitación política sigue marcando la actualidad.

Para quien vive en estas zonas de guerra, el miedo y la incertidumbre son constantes. Millones de refugiados siguen huyendo de sus países, de la guerra, de la persecución y de la pobreza para buscar mejores condiciones de vida.

Los que se quedan buscan sobrevivir y proteger a sus familias del terror que está asolando lo que antaño fue su hogar, y que ahora solo conoce destrucción y dolor.

Existe, naturalmente, una necesidad de expresión de sentimientos en estas personas afectadas por la guerra, de compartir con el mundo lo que les va en el alma, su historia, su búsqueda de esperanza en la resolución y el fin de los conflictos.

La escritura y la lengua se erigen así en testigos de la guerra en países como Siria, donde, por ejemplo, la poesía está surgiendo de las cenizas y del horror que se vive en las calles. La palabra se convierte en un campo de batalla.

El árabe ha asumido un papel fundamental en los últimos años, dada la mayor demanda de traducción desde y hacia este idioma. Su aprendizaje se ha revigorizado ante la necesidad de entender lo que está ocurriendo en esta región del mundo.

Si estos escritos se convierten en un espejo de su época y en un documento histórico por las crudas narrativas que recogen, el uso del árabe es muy importante para dar a conocer esta realidad en otros idiomas, además de ser el más hablado en los países del Mundo Árabe

 

Traducir situaciones de guerra y de crisis humanitaria

En el mundo occidental, nuestro mayor contacto con esta realidad distante tiene lugar a través de los medios. Canales de televisión, periódicos y medios en línea tienen corresponsales en los puntos de conflicto y nos “traducen” la situación para que podamos saber lo que está ocurriendo.

Al asimilar estas noticias en nuestro idioma materno estamos recibiendo información en una lengua diferente de aquella en la que se originó, ya sea de boca de las organizaciones de apoyo o de los periodistas internacionales.

El inglés es prácticamente la lingua franca de los medios y de Internet, sirviendo muchas veces de pívot entre el árabe y el resto de idiomas nacionales. Al ser ampliamente conocido y de más fácil traducción por los recursos disponibles, se considera un medio privilegiado (después del árabe) de llegar a la información.

La traducción es, por tanto, parte integrante de nuestro conocimiento de realidades remotas, resultando fundamental para contar y denunciar historias, para relatar la Historia con mayúsculas y para ofrecer una perspectiva sobre la tragedia a la que está región del mundo se enfrenta.

Además de esta traducción a posteriori, también trabajan en estos países en guerra muchos traductores que son responsables de ofrecer un testimonio de la situación que se vive y de rescribir las historias de estas personas en un nuevo idioma, en particular el inglés.

Lina Mounzer traduce muchos de estos relatos de guerra del árabe al inglés. Declara no habituarse a la violencia de las historias y al desespero de las palabras: siempre hay algo de nuevo y de imaginería en los textos que ayuda a dar a conocer esta situación en Occidente.

Dar testimonio desde la inacción de traducir una realidad que se siente próxima, pero de la que, a la vez, se siente protegida no la hacen más impasible a lo que lee y traduce: “traducir un texto es entrar en la relación más íntima posible con él”.

Sobre todo, en situaciones de guerra o crisis humanitaria, la traducción es más que trasladar palabras de un idioma a otro. “Es trasplantar un sentimiento, un modo de ver el mundo, de un vocabulario de experiencia a otro”, afirma.

La traducción gana fuerza por esta necesidad de relatar una crisis política y social de una región al resto del mundo. El periodismo, la fotografía y la cultura en general ayudan a entender esta realidad, y la traducción auxilia amplificándola para que llegue a todos los interesados.

Fuentes: LITHUB y LATimes

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